El aprendizaje de un buen método de estudio es
fundamental a la hora de sacar el máximo
rendimiento del tiempo invertido.
A veces, pedimos a nuestros hijos que estén horas y horas
frente a su tarea, cuando en realidad no están aprovechando la mitad del tiempo,
o bien por falta de concentración, o por una mala planificación u organización
del material. Por ello, el aprendizaje ya desde pequeños de un buen método de
aprendizaje nos ahorrará muchos problemas en fases más avanzadas de su
educación.
Existen métodos generales, las llamadas técnicas de estudio tan en auge últimamente, pero debemos de
contar con que cada uno tenemos nuestras tácticas que nos ayudan a estudiar y
que hay a algunas personas que les sirven y a otras no, por lo tanto debemos
adaptarnos a cada niño/adolescente. Por ejemplo, hay personas que son más
visuales y por ello se servirán mucho de esquemas dibujos.., otras, prefieren
la utilización de reglas nemotécnicas a la hora de memorizar, otros mapas
conceptuales, esquemas, resúmenes…hay diversas opciones.
La organización es uno de los elementos clave a la hora de
empezar a estudiar o preparar un examen. Hay que ver cuáles son las necesidades
de estudio, en qué campos se tienen más problemas y cuáles son las prioridades
inmediatas (exámenes semanales, deberes, trabajos…) y a partir de ahí confeccionar
un horario de trabajo; si, trabajo, es bueno acostumbrar a nuestros hijos a un
horario y unas rutinas con respecto al estudio para que vayan creando unos
hábitos que les ayudarán a ser disciplinados y constantes.
A nivel muy general, hay que tener en cuenta los siguientes
factores:
-Lugar de estudio: Que siempre sea el mismo, en silencio y
sin distracciones (sin televisión, música ni ruidos)
-Tiempo: Este es un tema más controvertido. Como referencia
suele decirse que un niño debe estudiar
diez minutos por curso y día (ir aumentando diez conforme avance de
curso)es decir, si está en primero de primaria estudiaría diez minutos al día,
si está en cuarto cuarenta, si está en tercero de la E.S.O noventa..etc. Esta
se consideraría una pauta de mínimos y sería insuficiente cuando tienen
dificultad en alguna materia o les falta concentración.
Tampoco podemos exigirle a nuestro hijo que estudie durante
dos horas si siempre ha estudiado solo una o media, el cambio se debería de
realizar de forma paulatina, aumentando poco a poco los minutos.
-Descansos: Los niños deben hacer descansos cada hora, no
deben ser muy largos, pero es bueno que tengan pequeños periodos de unos quince
minutos de desconexión, en los que puedan descansar.
-Organización del material: La mayor concentración la
solemos alcanzar, al cabo de media hora de ponernos a estudiar, por ello es
recomendable, el empezar con las tareas que consideremos de dificultad
intermedia, después las más difíciles (coincidiendo con este periodo de máxima
concentración) y por último con las más sencillas.
Estos consejos vienen a transmitir la importancia de la
adquisición de un buen método a la hora de sentarnos en la mesa a estudiar,
herramientas que una vez aprendidas nos serán muy útiles .
En Martínez Bardají Psicología, no sólo llevamos a cabo
talleres con niños de diferentes edades para conseguir que aprovechen al máximo
su potencial, sino que trabajamos en el refuerzo educativo de forma individual
obteniendo resultados muy satisfactorios. Estaremos encantadas de ayudaros.