El que mamá tenga que estar ingresada unos días en el
hospital, que ya no nos dediquen el mismo tiempo y la misma atención que antes,
que ya no durmamos en la habitación de nuestros padres y que ahora las visitas
fijen su atención en el recién llegado, suponen cambios en las rutinas y vida
cotidiana, no sólo del niño, sino en la de toda la familia.
En la mayoría de los casos, el síntoma más aparente son los
celos, pero también pueden producirse reacciones de desapego o agresividad
hacia el recién nacido. Estos comportamientos suelen asociarse a un miedo a
perder la atención y el afecto de los padres y a ser relegado a un segundo
lugar.
Otra reacción muy común es la aparición de comportamientos
más infantiles, como el volver a hacerse pipi en la cama, despertarse por la
noche o llorar sin motivo.
Para prevenir este tipo de conductas, podemos llevar a cabo
una serie de estrategias que faciliten un poco esa adaptación:
-Durante el embarazo es bueno ir informando a nuestro hijo
de la próxima llegada de su hermano, destacando el atractivo de tener un nuevo
compañero de juego y su nuevo papel como hermano mayor lo que le dará un estatus
superior. Además, el explicar con
claridad que mamá va a tener que estar ingresada en el hospital unos días
también nos ayudará a prevenir o a mitigar ese temor cuando se produzca esa
ausencia.
Para evitar que el niño asocie el abandonar la habitación de
sus padres con el nacimiento del nuevo hermano, es conveniente que se produzca
con suficiente antelación para que no haga esa asociación.
-Cuando el bebé ya esté en casa, podemos seguir reforzando ese papel de hermano mayor,
dejándole participar de alguna forma en el cuidado del bebé, dándole alguna
tarea sencilla como enjabonarle las piernas o ir a buscar los pañales….etc.
Esta es muy buena forma de que el niño siga sintiéndose importante dentro de la
familia. Sin embargo, si no quiere involucrarse con el bebé, no es bueno
forzarlo. Muchos niños se adaptan a la nueva situación “ignorando” a sus
hermanos durante un tiempo. Es normal, y solo hay que darle tiempo para que se
acomode.
También el intentar no cambiar las rutinas anteriores, como
el leerle un cuento antes de dormir o el pasar un poco de tiempo a solas con él
es bueno, pues le hacen seguir sintiéndose especial.
Si aparecen reacciones de celos, deben aceptarse como una
reacción normal, comprenderlo y ayudar al niño a expresar esos sentimientos de
forma adecuada; por ejemplo afrontar el hecho con naturalidad y humor si el
niño nos expresa que querría “devolverlo” o hacerle ver que él ya no necesita
que lo cojan en brazos porque ya tiene unas piernas fuertes y es muy mayor e
importante…etc..
Con respecto a las visitas, es importante el integrar al
hermano mayor en los elogios e intentar que no se sienta a un lado, recalcando
su papel y su ayuda en el cuidado del hermano.
Como padres en estas situaciones, lo principal es mantener
una actitud cariñosa y serena e intentar repartir las manifestaciones de cariño
de la forma más equitativa posible; no hay que alarmarse, la adaptación inicial
a un nuevo hermano no constituye un hecho problemático que hay que resolver,
sino una tarea más en el desarrollo humano: la interacción y relación con los
hermanos y esto siempre es una fuente de aprendizaje y de alegrías.